jueves, 19 de mayo de 2011

Pepitos a domicilio

Todo el mundo busca a la persona que le hará feliz durante su vida. Espera ese momento en el que el aparezca, te dirija su mirada más dulce y te enseñe la sonrisa más bonita del planeta, aquella de la que no te cansarás nunca. Un simple acontecimiento que hace la vida tan perfecta. Que hizo, que todo, fuera mucho más fácil que el respirar. Entonces es cuando empieza a ir más despacio el tiempo y te das cuenta de los pequeños detalles: de que la camarera esta flirteando con el chico de la barra, de que una chica se encuentra llorando en una mesa, a saber por qué, de que una pareja celebra sus 2 años juntos… Esos detalles en los que en realidad no te importan, pero que te fijas en ellos. Esa persona es la que te hará seguir un camino en la vida. Te hace disminuir o aumentar el ritmo. Aquel al que esperas que te venga a recoger con su Harley Davidson y su chupa vaquera, todos los días a clase y besarle con las mismas ganas que el primer día. Que sin saber como, aparezca una foto vuestra en el techo de tu habitación. Que te lleve a algún sitio inventado, donde perderse y olvidarse del reste del mundo. Donde allí el tiempo nunca pasa. Hacerte un tatuaje con su nombre en el lado derecho de la cadera, con el simple y tonto hecho de que te sientes más unida a él.
Que un día sin saber como ni cuando: todo vuelve al sitio donde todo comenzó (con un simple hola y su sonrisa del millón) y te das cuenta de todo lo vivido y que ya, lo hecho, no tiene remedio. De que la habéis cagado profundamente, de que ya no volverás a conocer a alguien tan perfecto como él. Y la realidad, es que, no lo hay. Y el único consejo que te puede aliviar es que seguro que habrá una persona que te pueda hacer feliz. Pero siempre recordarás las escapadas en su Harley Davidson, de los amaneceres en la playa, del tatuaje en el lado derecho de tu cadera imborrable…
Lo pierdes y te das cuenta de que todo lo que te importaba ya no tiene el más mínimo sentido. Y todo acaba. Y piensas que al final vuestros caminos acabaran volviéndose a cruzar como en las películas de amor, pero al final, cada un sigue su camino. Pero piensas, que valió la pena intentarlo y que nunca lo olvidarás. Que fue como un sueño en una noche de verano. Que ya, no podrás volver a tener esa misma sensación, no volverás a sentirte igual.






sábado, 7 de mayo de 2011

El tiempo se escapa

¿Sabes lo que ocurre con tu tiempo?
No sé a donde voy. Tampoco importa. Me pregunto… ¿Por qué nada tiene sentido? Tal vez si hubiera guardado la mantiquilla en la nevera, cambiado de ciudad… Quizás ahora tendría un trabajo mejor… Si pudiera, si hiciera, si viviera, si fuera, si tuviera, si pudiera. Tú hablas, piensas, sueñas, imaginas, idealizas. Pero no haces nada. Y el tiempo se escapa.
Aquí y ahora es el momento.